Las salidas fueron sucediéndose una tras otra sin ninguna relevancia. Una película que nos dejó sonriendo, carreras de Daytona escapándole al tiempo y varios capuchinos espumosos esperando ser tomados.
Los conflictos adolescentes se estaban haciendo notar y ya no sabía como manejarlos... El hecho de tener "novio" confirmaba que ya no era una niña y eso era algo que me costaba aceptar.
Motivo por el cual, Ezequiel tenía que bancarse muchos desplantes ilógicos e incoherentes de mi parte.
Esa tarde hacia calor en Buenos Aires. La remera del colegio que tan bien le quedaba se le pegaba al cuerpo logrando que mi imaginación (en conjunto con mis hormonas) se alborotara más de lo necesario y las palabras sin pronunciar se agolpaban en la mente que añoraba en descanso.
El ambiente estaba tenso y no hacía falta mucho para darse cuenta. Caminamos las pocas cuadras que nos separaban de "Mc Donalds" en silencio. Al entrar, el sonido de una canción promocional de aquel momento no paraba de repetirse y, sin quererlo, fue el artífice de un momento de distracción y posteriores chistes cómplices al respecto.
Esa tarde de primavera, poco después de haber empezado la historia, Ezequiel me decía que, de una forma u otra, se acercaba el final. Un final que podría haberse concretado ese mismo día, de no ser por mi impulso adolescente y sus ojos, que me miraban detrás de esas largas pestañas que siempre fueron mi debilidad...
Esa tarde de primavera, Ezequiel me dio un ultimátum. Su familia estaba considerando la posibilidad de irse del país y todo parecía concretarse pronto. Su pregunta fue simple, y le dejó poco lugar a la duda... "Me quedan pocos días en Buenos Aires. Vos elegis, ¿A todo o nada?" Me dijo.
Y yo, aunque quise luchar contra mi instinto, ya conocía la respuesta a esa pregunta hacía rato...
-DP-
PD: "Dos partes de carne, salsa especial, pepino, cebolla, lechuga, queso y pan hacen el big mac" jajajaja
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Hace 3 años.
