martes, 20 de enero de 2009

- 6 am -

El olor a excesos impregna el aire
de este ascensor con destino a la nada.
La rutina de lo cotidiano obliga
a buscar pequeñas imperfecciones que nos salven.

La alergia a la inconstancia pagando sus deudas,
La brecha invisible (y cada vez más corta)
entre la inspiración y la monotonia.
Las interrupciones innecesarias
generando malos humores.

Las imágenes románticas
reflejandose en ojos de otros...
Los recuerdos escondidos
en simples detalles.

La sonrisa provocada
por palabras en otro idioma.
La energía aplacada luchando por no fallar,
el descanso que parece nunca ser suficiente.
Los cambios de horarios y de soles,

Las ganas de volar...
Siempre latentes...
Reprimidas,
controladas,
PRESENTES...

Pidiendo a gritos ser liberadas,
añorando el remanso que les permita salir a la luz
para nunca más encerrarse...

Y todo sucediendo en esta húmeda mañana de verano,
con ojos empañados y pasos cansados...

1 comments:

Anónimo dijo...

probando el comentario...